Viejo Caravansar.


Al contemplar los cuadrados espacios
del antiguo patio restaurado
del Caravansar morisco,
perdido
en la modernidad de nuestro tiempo,
resbala mi mirada entre pretiles sombríos,
a la caída de la tarde;
haciéndome perceptible
el indescifrable murmullo
de los ya idos en el tiempo,
que por allí pasaron:

Porteadores, comerciantes, peregrinos,
suplicantes, menesterosos, mensajeros,
engañadores, músicos o viajeros de mil razas,
con infinitos designios ciertos,
o tal vez inciertos,
que en tus paredes de viejo adobe
con grietas y desgaste de los años,
dejaron conversaciones incrustadas,
que los siglos no borraron...

Y hoy se muestran
mezclando las fechas
posiblemente para confundir la Historia,
superponiéndose en el orden que desean,
que al no ser el nuestro,
con su magia nos inquieta...

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