Paseando por Sevilla.


He pasado por una de tantas calles de Sevilla, en las que ahora se respira el azahar de sus naranjos en plena floración. Como contraste de esta exaltación de primavera, leo una lápida en uno de los muros de la Iglesia de san Andrés. En aquella, se cita a uno de los pintores barrocos más importantes que dió esta tierra de artistas. A la vez, uno de los que han dramatizado al máximo el tenebrismo de sus pinceles.

Juan de Valdés Leal, nace en Sevilla en mayo de 1622, hijo e un platero portugués; Fernando de Nisa y de una mujer sevillana: Antonia de Valdés Leal.

En Córdoba, es discípulo de Antonio del Castillo y en esa ciudad, se casa con Isabel Martín. Parece que ante una epidemia, se traslada a Sevilla en donde empieza a ser conocido y a realizar trabajos, no solo como pintor, sino también como grabador. En Carmona, realiza varios cuadros para un convento de monjas, entre ellos: "la retirada de los sarracenos". Siguen haciéndole encargos y además de otros para Madrid, Córdoba, etc, deja numerosas pinturas sobre la Virgen, "los desposorios de la Virgen", otras sobre san Antonio, las tentaciones de san Jerónimo, etc, pero donde se ve su genio en la más alta perfección, es en los últimos cuadros, para el Arzobispado, el Hospital de los Venerables y sobre todo en la fundación de don Miguel de Mañara, esto es: El Hospital de la Caridad de Sevilla. En éste, hay dos obras del conjunto de "las postrimerías", verdaderamente geniales: "En un abrir y cerrar de ojos" In ictu oculi y "El fin de las glorias del mundo", Finis gloriae mundi, que sobre lo trágico y tenebroso de lo allí representado, hace salir la genialidad y realismo con que trata los temas. Es impresionante, independientemente de ser o no creyente, observar cómo, un brazo sostiene una balanza con dos platillos, en cada de uno de los cuales, están depositadas las buenas y malas acciones de dos cadáveres en descomposición allí representados: Un obispo cubierto de sus ornamentos y un noble, vestido con el hábito de caballero de una Orden Militar.

La pintura de Juan de Valdés Leal, es un contraste total, con la forma de representar de otro genial pintor de su misma época: Murillo. La realidad es, que sólo a la muerte de éste, Valdés Leal, será el primero en fama en Sevilla.

Juan de Valdés Leal, fallece en Sevilla en octubre de 1690 siendo enterrado en la Iglesia de san Andrés de Sevilla, en uno de cuyos muros, se encuentra la lápida de referencia.


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