"El mico". Minicapítulo III

Días después, al visitar a Saida, ésta le dijo que si tuviera más dinero, podrían hacer un buen "negosio". También, que después ya podría estar siempre que quisiera con ella y no le volvería a pedir nada. Agregó, que no tenía ni idea de la gran cantidad de dinero que podrían ganar con aquella inversión. Después de mucho hablar, le contó que se trataba de ir a la aldea de donde ella procedía a comprar hahchis y luego venderlo en el bar que su hermana y ella solían trabajar, pero que necesitaba tener por lo menos cincuenta mil pesetas. Ante su cara de asombro ante la cantidad, ella se apresuró a decirle:
-Por esas sincuenta mil, sacaríamos lo menos cuatrocientas mil, porque allí en mi pueblo me conocen y me lo venderían barato. Yo no tengo ese dinero y además si me ven ir sola, al regreso me lo quitan y a lo peor hasta me dan una paliza en el camino de vuelta.
Manolo, sencillamente se acojonó, pero disimuló como pudo, aún pensando que esa aventura no era para él, pero lo de las cuatrocientas mil pesetas, le revolvía el estómago y le producía un cosquilleo importante y aunque sabía que tendría que confiar en Saida para la venta y el reparto, le pareció interesante el tema, siempre que hubiese otra persona de su confianza, que bien podría ser su compañero de guardias y cocina Camilo. Éste, era un hombrachón de casi dos metros, que quizá por su corpulencia, en contraste con la poca entidad que representaba Manolito, se había hecho muy amigo de éste. Era tan grande y forzudo este compañero, que le habían apodado Camulo, jugando un poco con su nombre y la apariencia de bestía que tenía. En el fondo era un buenazo y algo bobalicón, pero físicamente era un atleta.
Al principio de proponérselo a Saida, ésta puso pegas:
-Mientras más seamos, a menos salimos en el reparto...
-Sí, pero mas vale algo de menos, que nada de mucho, porque si a la vuelta nos pueden atacar, mi compañero es una buena compañía dada su extraordinaria fuerza. Te aseguro, que tiene la fuerza de lo menos trés hombres juntos. Ya lo conocerás, pero eso sí, delante de mí, pocas confianzas con él.
-Mira, Manuel: En mi cuerpo mando yo y no aguanto a nadie que me tenga que decir lo que hago o dejo de hacer. ¿vale?
-Yo lo único que te digo es que no nos enfrentes, porque él, es amigo mío pero es muy bruto y si se toma una botella o dos de coñac, no hay quien lo pare y tu no tienes que tontear con nadie mientras yo esté aquí. Luego, haz lo que quieras, que en eso no me meto ni me importa.
-Quizá me equivoqué contigo. Estamos hablando de ganar un dinero y tu vienes con celos idiotas de una como yo, que va con quien le interesa. Si tu no me sirves, lo haré con otro y tu te lo pierdes. Si quieres que venga tu amigo y es como dices, que sea así y luego cada cual que se gaste su dinero como quiera, como si tu después te lo quieres gastar conmigo o no, eso es cosa tuya, pero lo primero es el negosio. ¿queda claro?
-Oye, Saida, otra pregunta.¿por qué ya hablas bien el castellano y ya no "morita te va a hasé felí?
-¿También te vas a meter en como hablo? Vete a buscar dinero y si no no podremos hacer este asunto.
-Hasta dentro de unos días, prenda, que estás hecha una buena prenda.
Manolito, se marchó, poniendo al corriente a Camilo del asunto, decidiendo los dos, seguir haciendo sus servicios retribuidos y cuando tuvieran las cien mil pesetas, ir a preparar el viaje con Saida.
Mes y medio después, pudieron visitar a la mora, que muy sonriente, les recibió, guardando su dinero, aunque esta vez, no en la caja de lata que solía, sino entre unas ropas, conviniendo pedir unos días de permiso y en el momento que los tuvieran acordar el día de salida. A Saida, le agradó Camilo, dado lo fuerte que aparecía y la seguridad que podía tenerse, llevándolo por compañero, lo que dió también una cierta seguridad a Manolito.
Una vez, con el permiso para el lunes siguiente, acordaron que el viaje les llevaría unos cuatro días; uno para ir hasta la aldea de Saida, cercana a Xauen. Otros dos para estar y hacerse con el hahchis, empaquetarlo bien y despistarlo entre algunos otros bultos y el cuarto para regresar.
También, hubo un ligero cambio de planes, al insistir Saida que fuera en el viaje su hermana Aimée, ya que según ella, era mejor ir dos parejas que una marroquí con dos españoles. También para que la conocieran, ya que las partes a hacer de la ganancia serían cuatro y no trés.
Manolo preguntó:
-¿Y vuestro dinero, donde está?
-Ya te dije-contestó Saida-, que nosotras ponemos todo menos eso. Y luego además, habrá que venderlo, mientras los señores, ya han hecho todo lo que tenían que hacer.
-Vale. Hasta pasado mañana.
-Sí, pero vosotros, pasar antes que nosotras, que así será más facil. Esperarnos después del Puesto de Control. Hacia las once allí. ¿De acuerdo?
-De acuerdo. Hasta entonces.
______________________________

No hay comentarios: