Consejo junto al mar.

Me vió el viejo marino
y me preguntó:
-¿Qué te pasa?.
Le contesté apenado
que como un viejo barco,
no podía ya con el peso del ancla.

Me dijo:
-No te preocupes, pide ayuda.
Sigue pensando en el horizonte,
aunque lo veas lejos
y creas que está a mucha distancia.
-No puedo con tanto peso.
-No te arredres.Olvida
los difíciles días nada mas pasan
y mira siempre hacia el sol que se levanta.
Con el nuevo día, siempre llega
la esperanza...
Además, si la vida es combate,
no es malo tener que luchar
para levantar el ancla.
Lo que no tiene remedio
es tener las cuadernas rotas
y quedarse varado en la arena
de una playa...

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