Leyendas de Sevilla.


Entre la Historia y la Leyenda, se encuentran muchos temas referidos al rey don Pedro I de Castilla. Muy controvertido precisamente por su personalidad y las circunstancias que le tocaron vivir, ha pasado a la Historia con un sin fin de admiradores y de detractores, que le aplicaron el apelativo de "el Justiciero" o por el contrario de "el Cruel".
De entre las leyendas que se cuentan de él, esta que narro, parece hacer honor a que cumplía la palabra empeñada.
Una noche, se entabló una lucha entre dos caballeros en una de las oscuras calles no lejanas del Alcázar. Al ruido de las espadas, una anciana se asomó a la ventana de su humilde casa y observó la escena, alumbrándose con un candil. Resultado de la pelea, un caballero queda muerto en el suelo y otro marcha, haciendo un ruido especial al andar.
Pasan los días y la familia del muerto -influyente al parecer- reclama justicia del Rey. Éste les promete que la cabeza del responsable, en breve se colocará en el lugar de la refriega. Siguen las pesquisas y la anciana, reconoce al rey no sólo al verle, sino por el peculiar ruido que éste producía al andar con sus rótulas y pidiendo ser llevada ante él, venciendo su miedo le dice que lo ha reconocido. El rey entonces, manda labrar un busto con sus facciones y ordena que se coloque en el lugar que hoy podemos verlo. La calle en donde está, recibe el nombre de: Cabeza del Rey don Pedro. La del lugar que vivía la anciana y que es confluente a la otra: Candilejo.
Este rey, había nacido en Burgos en el año 1334, muriendo a manos de su hermanastro Enrique en el 1369, siendo ayudado vilmente en la lucha entablada cuerpo a cuerpo, por su aliado mercenario Bertran Duguesclin. Como a César muchos años antes, los Idus de marzo le fueron mortales. Su muerte en Montiel, fue el colofón de sus 19 años de reinado, contando tan sólo 35 de edad. Hay que situarle en su época para tratar de entender su conducta. Había ascendido al Trono antes de cumplir los dieciseis años, en unos tiempos turbulentos en que las alianzas entre nobles, se hacían y deshacían lo que duraban los intereses por los que se aliaban. El Rey, luchó denodadamente y venció numerosas veces a las coaliciones de la levantisca nobleza de su tiempo, apoyándose en el pueblo, en el que circulaban numerosas leyendas sobre las aventuras del Rey, sus llamadas "justicias" y todo lo relativo a él, que vivía en el Palacio construido en su reinado en estilo mozárabe, que aún se visita dentro del Alcázar de Sevilla. Por otra parte, protegió la cultura y las Artes, teniendo encargado de su tesorería a un judío. Este estilo de vida, unido a otros desenfados personales, no eran bien acogidos entre las tradicionales familias de la época, trayendo después, cuando su hermanastro empezó a reinar -con el que llegó la rama de los Trastámara al Trono- la intransigencia y la persecución de judíos y moros, a pesar de que sus partidarios le llamaran Enrique "el de las Mercedes" por las muchas que hizo, para tratar de hacer olvidar el asesinato al que debía la corona. Después, logicamente la historia la escriben los vencedores y tiene que pasar mucho tiempo desde el siglo XIV, para que vuelvan algunos a denominar a don Pedro simplemente como el I de su nombre en Castilla, sin agregarle el apelativo de Cruel. En Sevilla, ciudad en que vivió casi toda su vida de rey, tiene innumerables leyendas, alguna de las cuales, traeré a este espacio en otra ocasión.

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1 comentario:

Nerina Thomas dijo...

Realmente interesante amigo. Esas cosas de los Reyes!!
un cariño