El mítico Anián.

A pesar de haber sido descubierto el paso del Atlántico al Pacífico por Magallanes, el peligro de la travesía por el mismo en el siglo XVI y el considerable recorrido a realizar, hace que se trate de buscar otra ruta alternativa, no solo por los propios castellanos, sino también -con mucho más interés- por los ajenos al Tratado de Tordesillas, realizado entre castellanos y portugueses.
Dado que se desconocía en gran parte, la realidad geográfica al otro lado de las denominadas genéricamente Indias, se suponía que detrás de ellas, estaría el mítico Cipango -Japón- y el resto de Asia -Catay o China-, basándose para ello en los escritos de los viajes de Marco Polo. Éste, hablaba de un reino llamado Ania y por ello, el paso hacia él, se llamaría paso o estrecho de Anián.
Ya desde que Hernán Cortés, a partir de la hoy California, encargara a su jefe de ballesteros Juan Rodríguez Cabrillo en 1542, -del que se especula hubiera podido nacer en Sevilla- que buscara al norte este paso de un Océano al otro, las expediciones se multiplicaron no sólo por españoles, sino por holandeses e ingleses especialmente. Son numerosísimos los navegantes que intentan esta búsqueda. Las dificultades son insuperables al llegar a la latitud ocupada por los hielos y la mayoría; desiste, perece o abandona el intento, no sin antes haber hecho nuevos descubrimientos, como Henry Hudson en el siglo XVII, que se adentró en el río que hoy lleva su nombre y también en la bahía así llamada, hasta Bering, por el que el paso entre la antigua URSS y la hoy Alaska, se llama así. Ya en el siglo XX, Amundsen es uno de los que supera las dificultades y atraviesa por distintos canales de un mar a otro. La realidad es que a pesar de ser viable hoy el paso, -las dificultades en determinadas épocas y más aún para buques concretos- la rentabilidad que es el motor de cualquier actividad comercial, lo hacen poco interesante, una vez en uso los canales de Suez y Panamá. Además al parecer existe un litigio, pues Canadá lo considera su territorio.
En época como esta, de Satélites que determinan al milímetro la situación geográfica o hacen posible eludir las tormentas en los mares con suficiente antelación, hablar ahora de Anián, seria volver a la corredera para calcular las millas recorridas y situarnos en aquellos tiempos, pasados pocos años desde que se demostrara que la Tierra no era plana, pero el respeto a todos y cada uno de los que buscaron este paso, arriesgando y en muchos casos perdiendo la vida en el empeño, merece un recuerdo, que siempre será mínimo ante su colosal esfuerzo, que por supuesto es superior -por contar con menos medios- que la hazaña relativamente reciente, de atravesar bajo los hielos, en submarino nuclear, el Polo Norte.
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4 comentarios:

Lola Mariné dijo...

La verdad es que los exploradores y viajeros de aquella epoca tenían mucho merito, aparte que debia de que debia ser apasionante.

Arwen Anne dijo...

merit9o impresionante, gracias

besos

Jaclo dijo...

Me alegra verte de nuevo por aquí, Lola.
Un saludo

Jaclo dijo...

Arwen:
A ellos, por supuesto.
Saludos