Rueda de carreta.


Los dieciséis radios de la rueda,
colocados con su ángulo,
sostienen la circunferencia
que reforzada con hierro
y de caucho recubierta,
avanza mas de seis metros
cada vez que da una vuelta...

Y ella, pintada de blanco,
aunque creas que no piensa,
girando sin marearse,
incansable,
da vueltas a su cabeza...

No quiero pisar ciudades
que no se marcan mis huellas.
Quiero dejar mis rodadas
en las arenas impresas,
quiero marcar el camino
y que todo el que lo vea
pueda decir:
-¡Qué airosa!
-¡Que recta!
-¡Cómo van de paralelas!
-¡Ay que rodadas tan firmes
las que deja esa carreta...!

Y así un día, tras muchos Rocíos
yendo y viniendo a la aldea,
cuando a trozos
amenace caerse mi madera,
no me deshagan
y exponiéndome
para que me vean,
puedan decir con orgullo:
-así hace mucho tiempo,
artesanos que sabían,
era como hacían las ruedas...

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2 comentarios:

parkerazul dijo...

Genial. Las cosas aparentemente simples, siempre son las más importantes, como esa rueda.
Precioso poema.
Un saludo

Jaclo dijo...

Parkerazul:
Te agradezco la nueva visita y los comentarios.
Un saludo