Chica sin nombre

Estabas preguntado
y no te entendían.
Me acerqué
y tampoco consegúí
saber lo que querías.
Tras mímica
y mezclando
tu danés y mi mal inglés,
en francés nos entendimos.

Buscabas un teléfono
y a diez metros
había una cabina.

Cuando llamaste,
te estaba esperando
y sonriendo
me dijiste
querías ir a la Giralda.
Te acompañé hasta la puerta
y sonriente
sin saber tu nombre
y sin saber el mío,
en tu boca
un bye tímido
mientras tu mano
dibujaba un
adiós involuntario.
Sin más...

Cuando estés en
tu fría Dinamarca,
algún día de invierno,
en que recuerdes
el sol que te hacía
casi cerrar los ojos,
se que te acordarás de mí
y tratarás de ponerme mil nombres,
como yo he tratado en vano
de adivinar el que sería,
el que haría pareja
a tu sonrisa ...

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1 comentario:

L. dijo...

¡Cuánto arte compadre!