Automóviles en el recuerdo III


A finales de los años 60, apareció en el mercado, el vehículo SEAT, tipo 124. Se trataba de un coche derivado del homónimo Fiat y resultaba un nuevo tipo de sedan, capaz de albergar en su interior cinco holgadas plazas, que podían acceder comodamente a su interior por unas amplias y bien diseñadas puertas. Los asientos no eran excesivamente envolventes y el skay con el que estaban tapizados, resultaba caluroso, aunque facil de mantener limpio. La suspensión era blanda, lo que hacía muy cómodos los viajes, pero también si entrabas rápido en las curvas, propiciaba el derrape de la parte trasera. Su motor era ágil y para la época sus prestaciones eran buenas. Yo tuve uno azul, matriculado en Sevilla con el número 143.523. Como positivo, recuerdo me llevó a muy diversos destinos, en los casi 160.000 Kms, que le hice, con un consumo ajustado. Como menos grato: En una ocasión, me dejó tirado en la carretera con el embrague roto. El puente delantero, también cedió, pero se reparó sin mayores consecuencias. Cuando tenía unos 125.000 Kms, me lo robaron y hasta que la Policía lo encontró, pasé unos días, con un disgusto enorme. Cuando lo recuperé, tenía destrozado el diferencial y la corona y aunque lo reparé, no volvió nunca a tener las mismas prestaciones que antes. Unos meses mas tarde, lo dí como parte de entrada para otro 124, éste, tipo LS, de color blanco, tapizado en terciopelo granate, muy bonito, con una mejor terminación y un nuevo tablero de instrumentos. Su matrícula, era SE-4929-F. También cómodamente, me llevó a numerosos lugares en los casi 200.000 Kms que lo utilicé. Pegas en el uso, realmente tuvo pocas. Tan solo cuando se rodaba muy rápido, se resentía el cojinete de bronce que llevaba la bomba de agua y acababa estropeándose. Lo repuse en dos ocasiones, con el consiguiente gasto y contratiempo. Pensé cuando estaba agotado el motor, rectificar los cilindros y ponerle un juego de pistones y segmentos nuevos, al tiempo que también rectificaba las válvulas y el cigüeñal, y éste después, recibía un tratamiento de cromado duro, pero el tiempo para hacer ésto, eran tres semanas y no podía prescindir del vehículo tanto tiempo, lo que hizo que me decidiera por adquirir un coche nuevo. Con ninguno de los dos 124, tuve accidente alguno, por lo que su recuerdo, es grato. Posteriormente, adquirí un Citroën GS del que hablaré en otra ocasión.


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