Perdido en el tiempo...


He pasado una vez más
por delante del viejo retablo.
Su antigüedad me conmueve,
mas que por ella, por los millares
de seres humanos que lo habrán
mirado antes que yo...

Vidas ya idas,
unas triunfadoras,
otras, miserables,
las más, corrientes
y hoy, una vez más, yo.

Alojado en los gruesos muros
de la muralla del Alcázar
y protegido por viejos cristales
que el tiempo y el abandono
hicieron día a día poco transparentes.

Iluminado, por un viejo farol
que hace casi posible
la imposibilidad de tener su misma edad...

Pero, nó. Hoy en la mañana
casi brilla el cristal y los tallados
platerescos del retablo dorado...
Las imágenes, que han visto pasar
ante ellas a legiones de personas,
cada una con su hato de problemas,
de vivencias, de desamores,
de dolores, de injusticias soportadas,
siguen allí y a veces, cuando pasa un indiferente
hasta parece que le hablan;
independientemente de religiones:
de sosiego, de paz, de amor...

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