Ante una copa de vino.


Sujeto, suavemente,
la peana de la copa
y admiro el color del vino
que me ofrece calidez;
aroma intenso por el que cruzan
pensamientos y sabores.

Sé que tu esencia no es mía,
que podré calificarte por añadas,
incluso imponerte nombres
que no guarden relación contigo
llamando blanco
al hermoso dorado de tu aspecto.

Solo a tí pertenece tu misterio
por el que tú, mosto, te oxidas,
te enmoheces, te transformas,
te ennobleces.

Y en la penumbra de una bodega sin horas
quedará tu secreto.
_________________
(Publicado en "El Aljarafe y el vino"
Editorial Aconcagua)

No hay comentarios: