Mágica noche de san Juan.


..." A coger el trébole, el trébole..."


La canción popular, nos muestra la relación que para los humanos ha representado desde la noche de los tiempos, las fechas en que el día es más largo y las noches las más breves de todo el año. Ha pasado la primavera y llegan los frutos del estío. Las gentes sienten que la magia hacia lo desconocido hay que nombrarla de alguna manera y ya sean fiestas a Apolo, ritos propiciatorios a Dionisos, mágicas reuniones druídicas o incomprensibles actuaciones iniciáticas, todo vale para tratar de ganar el apoyo de los dioses desconocidos; de atraer su favor hacia el trabajo de todo el año, que fructificará en las mieses o también -por qué no decirlo- en disfrutar y propiciar la reprodución de cultivos, animales y personas, danzando alrededor del fuego, animándose con cánticos en la soledad de los bosques, viendo o imaginando en la figura cambiante de las llamas o en las sombras que proyectan, un futuro más grato y más seguro que la realidad habitual del penoso día a día, al tiempò que se apoyan en amuletos o imaginarias realidades como trasgos, hadas, duendes, o incluso confiando en que el agua que ha sido expuesta a los rayos de la luna, (agua lustral), posee por ello propiedades mágicas...Todo cabe en esta fiesta iniciática que todas las creencias se han asimilado.

Así, en el cristianismo -combatiente de la brujería- se trata de nombrar como de san Juan y se elige el trébol, como símbolo de suerte. Precisamente el trébol, que es una representación de la unidad en la diversidad del trío. Practicamente una Trinidad vegetal. Quizá por eso, los nó cristianos, buscan denodadamente el trébol de cuatro hojas como base de la heterodoxia y libertad de pensamiento. Lo complicado del tema es que se encuentra un solo trébol de cuatro hojas, cada 10 o 15.000 tréboles de tres hojas...

Consolémonos con el cantar juglaresco:..."y de un trébol de tres hojas, hizo un rabel de tres cuerdas..." Dificil lo tenía el artesano, pero el rabel de tres cuerdas representaba la novedad de mayor número de notas y por ende, un son menos repetitivo. Más dificil de tañer, posiblemente los clasicos de la época lo considerarían como una novedad indigna sobre el de una...aunque algo menos que el de dos. Quizá también les atemorizara que el mágico número trés proporcionara más sonidos que el uno de la Creación...


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2 comentarios:

Nine dijo...

Ese trébol de la foto es precioso, a esta cristiana le encantan los tréboles, nunca encontraré uno, pero no pierdo la esperanza.

Me hace falta un poco de suerte...

Besos.

Jaclo dijo...

Nine: El trébol como todo, tiene un poco de magia que en realidad no lo es. Cuando ni piensas que lo encontrarás, te surge sin buscarlo. ¡Suerte!
Saludos