Diálogo.


-Mamá:
¿No canta nunca el pato de la fuente?
-Sí. Lo hace, pero de otra manera
que los patos.
-Yo no le oigo decir cuá-cuá.
-Su cantar, es
por el pico derramar el agua,
para que beban en la pila
las palomas, los gorriones
y los mirlos que para él cantan.

-¿Entonces, nunca hace cuá-cuá?
-No, porque por su garganta pasa
el agua
que quita la sed
a los demás habitantes de la plaza.

-Entonces, mamá,
cuando oigo a un mirlo...
-Es el pato el que canta.
-Quiero ser amigo de pato mudo
de la plaza, mamá.
Porque yo también,
quiero darle las gracias...

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