El ajimez.


Desde el bello ajimez
restaurado,
con su esbelta columnilla
en el centro,
puede admirarse
el vecino ciprés añoso
y el sólido ábside
de una iglesia-mezquita-iglesia.

Trilogía de belleza serena.
Años y años
en que parece la vida
se hubiera parado,
pero...¡no!

Basta con imaginarse
unos ojos oscuros
como la noche,
tras el bello ajimez,
¿contemplando?
¿amando?
¿melancólicos?
Quizá tan solo
pensando cómo se
iluminaría todo
cuando llegara él...

¡Ay, quien fuera el él
esperado, por aquellos
oscuros ojos como la noche,
imaginados al mirar el ajimez...!

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4 comentarios:

Jesús Aparicio González dijo...

Encantado de pasarme por su blog sevillano.
Si desea conocer mi poesía puede entrar en
http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/
Mi último libro de poemas está publicado en Ediciones Vitruvio LAS CUARTILLAS DE UN NÁUFRAGO. Lo podrá pedir en la casa del libro si le interesa.
Un abrazo

Jaclo dijo...

Agradezco la visita y espero verle de nuevo por aquí.
Saludos

Anónimo dijo...

He llegado hasta aquí a través de "las afinidades electivas".
Es bonito imaginar las historias que cuelgan de cada ventana, de cada balcón... sobre todo si son tan maravillosos y sus piedras atesoran historias propias. También es bonito escribir historias en los ojos de la gente en el metro, en el autobús...
¡Hasta pronto!
Saludos,

Paula (http://ortographiasdeunautorretrato.wordpress.com)

Jaclo dijo...

Gracias por la visita, Paula. Recojo la promesa del "Hasta pronto".
Saludos