Instantes, sonidos, lugares...

En cualquier momento,
inesperadamente,
un mundo
distinto,
intemporal,
se te abre
y te vuelve
a otros días,
otras vivencias,
otras horas,
otra luz...

De improviso,
contemplando;
una esquina,
un balcón,
oyendo unas notas
de una melodía
o las palabras
tal vez ni pronunciadas,
un universo se te abre...

Quizá un rayo de sol
de una manera
proyectado,
o una sombra que se
forma,
irregular,
pero guardando
semejanza
a la de otra ocasión...

Te embute
en el agujero negro,
de un fuerte ciclón
y te sientes
en la otra vivencia
y ahora da lo mismo,
que sea grata o nó...

Y mientras
permaneces dentro,
sin medir el tiempo,
-en ocasiones, corto,
otras sin medida posible-
porque...
¿Qué aparato servirá
para medir una emoción?
Y una emoción
que te transporta
sin moverte del lugar,
pero trasponiendo
mundos...
¿Puede medirse en el tiempo?
¿Y por otra parte,
no nos dicen que el tiempo,
es la cuarta dimensión?

A veces pienso
que como los remolinos
del agua,
en el Austral
giran de otra manera...
¿No girará también
en otro sentido
-según en qué lugares-
nuestro pensamiento
dando alas
a nuestra imaginación?

Además:
¿Quién, sumergido
en un remolino,
tiene el pensamiento frío,
para calcular
la velocidad de giro
en que se siente inmerso,
por un torbellino
que no le deja
apenas libre,
mas que las ideas
y la respiración?

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