Murallas


Algunas mañanas,
con el sol apenas
levantado en el horizonte,
cuando las sombras
de los árboles,
son todavía largas y
casi en solitario,
se puede pasear
junto a las murallas,
se respira paz
y aroma y humedad
de hierba cortada,
te llegan
a la garganta.
Parece mentira
que esas murallas,
llenas de quietud,
fueran escenario
de asedios,
de escaramuzas,
de lluvias de flechas
desde ellas lanzadas...
Que desde donde
miro,
no podría estar mirando
sin que una ballesta
me apuntara
en épocas pasadas...
Son torres muy fuertes,
pienso que asediarlas
sería una proeza
que infinidad
intentaría
sin poder ganarlas...
Este silencio de ahora,
extraño en toda batalla,
es como un tributo
a los que cayeron
viendo como el triunfo
se les escapaba...
Mas, la vida es eso:
permanecen las murallas
y nosotros
si nó en un combate
o en una batalla
concreta y determinada,
día a día batallamos
y de nosotros,
por mucho que presumamos,
ni una sola piedra
quedará
alzada...
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