A veces.



A veces, el tiempo parece no existir. Al menos en la medida tradicional en que solemos hacerlo; esto es, el ayer es anterior al hoy y sin embargo, en ocasiones, conviven.
Viene esto, a la fotografía en la que se puede observar al tiempo, una tabla de surfing junto a un antiguo galeón de hace unos siglos. La tabla, se deslizaba sobre el Guadalquivir, ese mismo que está dando tantos problemas, al ser incapaz de mantener su desmesura en el cauce habitual, pero justamente a su lado, un proyecto que permitirá que España esté presente, en la Exposición Internacional de Shanghai en el mes de Julio. También al fondo de la fotografía se ven agrupadas en un atraque, diversas modernas embarcaciones.
No es la primera vez, que un navío de época -de aquella época en que sólo parecía pertenecer el arte de navegar por los más difíciles océanos y los más remotos confines, a los arrojados marinos y cartógrafos de España y Portugal- está surto en el puerto de Sevilla. Anteriormente, lo fué la Nao Victoria, fiel reproducción de la que dió por primera vez la vuelta al mundo y que hace unos años, llevó la presencia de España hasta Japón. Ahora, desde ayer, la recién construida reproducción de un galeón de los siglos XVI y XVII, está atracado por unos días de nuevo en el puerto del Río Grande de Andalucía. El nombre de esta región, lleva escrito en la popa junto a la imagen de una Inmaculada en un medallón. Y el que lo visita, no sabe que admirar más, si la depurada técnica actual, que ha permitido la excelente reproducción, o que unos marinos llenos de fé en lo que hacían, se lanzaran a traves de los mares de altas olas y vientos desarboladores de velas y jarcias, con unos rudimentarios medios de control como astrolabios o correderas, pero eso sí, con una fé que suplía a todos los rádares y conexiones vía satélite, que hoy se puedan instalar...Podría agregar que tiene unos 50 metros de largo -eslora- o mil metros cuadrados de velamen, pero esos son detalles técnicos y esto es una aventura en la que la poesía pesa más. Me imaginé al ver las planas superficies en lo alto de sus palos principales -cofas-, a vigías de otros tiempos allí situados, expuestos a los enormes vaivenes de la mar, con la responsabilidad de ser los ojos del navío...que ahora ya no son necesarios...
Y hoy, con la nostalgia que proporciona el recuerdo de aquellos siglos, en que ser español era una de las cosas importantes que se podía ser en el mundo, le he deseado en mi visita al precioso Galeón Andalucía, una excelente singladura hasta el despertado Dragón del que hablaba Napoleón, convertido en moderna China, sin haber olvidado a los míticos Catay y Cipango de otra época ida en el tiempo.
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4 comentarios:

parkerazul dijo...

Las cosas y la gente dejan de existir del todo cuando nadie se acuerda de ellas.
Que alguien pueda ver libros antiguos y tratar de recordar cómo se construyen esas naves quiere decir que existen, que son tan reales como las anteriores. Y eso a mí me parece bueno.
Y lo de los navegantes, además de lo que comentas tenían el añadido de que la mayoría no sabían nadar. Que desde luego debían tener fe en todo para embarcarse en esas aventuras.
Preciosa la imagen y tu explicación.

Sonia Schmorantz dijo...

Há momentos em que o tempo parece parar, mas é ilusão, é só nossa saudade.
Te convido a conhecer meu outro espaço, onde publico meus poemas:

http://schmorantz.wordpress.com

Um abraço, ótima semana

Jaclo dijo...

Parkerazul:
Me alegra saber que te agradó lo escito sobre el Galeón Andalucía.
Saludos

Jaclo dijo...

Buenas noches, Sonia:
Te agradezco tu invitación a "tu otro espacio", que visité hace unos días y que me encantó.
Pasaré por el frecuentemente, como podrás ver por los comentarios que quedo en él.
Saludos y feliz semana.