Pasan los siglos.


Por la secundaria y pequeña puerta
que se abre a una calle lateral,
se penetra en una bella iglesia,
que antes fue sinagoga
y el recoleto lugar
en el que se oró los sábados
y ahora los domingos festeja,
sigue como en otras épocas
con similares reminiscencias...

Pienso al ver las columnas
que entre ellas, se deslizaron
y hoy siguen pasando
hombres y mujeres de fé
de creencias diferentes,
con problemas similares,
con tristezas, alegrías y en resumen
soportando como humanos
situaciones casi idénticas...

Porque aunque pasen los siglos
y creamos que somos otros,
no es cierto, mientras vivimos,
tenemos preocupaciones
de toda índole, porque esa es nuestra
esencia...

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