Fría utilidad.


Las bien ordenadas filas
de onduladas y árabes tejas,
protegen con su forma curva
las casas de soles y lluvias.

Años y años soportando heladas,
veranos abrasadores
y canalizando aguas,
hasta que un día,
su arcilla prensada cruje...

¡Ay de la teja rota!
nadie la estima, nadie la cuida,
nadie le agradece nada.
Se sustituye por otra...

¿Qué decir de los humanos?
¿seremos como las tejas
inservibles cuando rotas?

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