El acanto.



Planta extraña de grandes
hojas labiadas.
De un verde profundo.
Nervudas, gruesas,
como si estuvieran cinceladas
con fuerza
por las manos de un Sansón
que las hubiera moldeado
como la representación de un mapa...

Por si fuera poco,
inspiraron el capitel corintio,
en el que las vemos enlazadas.

Sus más extrañas flores,
se yerguen altivas
como si fueran un periscopio
facetado en multiples lentes
al servicio de sus raices subterráneas...

Y éstas, precisan poco espacio,
al contrario que sus hojas,
que ocupan cuanto pueden
y más de lo que abarcan...

Y sus semillas,
son feraces, resistentes, rústicas.
En mínima tierra,
siempre arraigan.

He visto esta planta
en jardines de medio mundo;
rústicos, cuidados, agrestes,
diversos...Hasta en una grieta
de un tejado viejo
y en el otro medio,
no es que no estuvieran,
es que... yo no he estado...

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