Otoño.

¿Habéis oido cómo crujen
en otoño,
las hojas caídas en el suelo,
al pisarlas?

Parece que son lamentos,
como si aún tuvieran vida
y no hubieran
muerto del todo.

A veces,
la gran alfombra de hojas,
cubre los senderos
y los arriates
y hasta la tierra
en la que se asientan
otros árboles
de hojas no caducas...

Y estos árboles
a los que no se les caen las hojas,
en vez de presumir,
se compadecen,
pero impotentes,
ven cada día,
como la desnudez
de sus compañeros
aumenta y aumenta
hasta que llega el invierno.

Y observamos la paradoja
de que los mas desnudos,
suelen resistir mejor
los fríos.
Y en ocasiones, un bello naranjo
con la totalidad de sus hojas verdes
vistiendo sus numerosas ramas,
se hiela
y no llega a conocer la primavera...

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