Me dijiste un día...

-¿Cómo sabré
desde tan lejos,
si te marchaste?
¿cómo te enterarás,
si fuera yo,
la que no estará ya?

-No te preocupes,
aún no sé cómo,
pero de alguna manera,
lo sabremos ambos.

-Sin entenderlo del todo,
una tranquilidad
extraña,
incomprensible,
rayana en la fe ciega
inunda mi ser
y en silencio,
a solas con mis pensamientos,
me llega la paz...

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