¿Por qué?

Aquella mañana, como todas, se mostraba alegre, deseando salir a la calle y corretear después del letargo y la quietud que imponía el recogimiento de la noche.
Sin embargo, notaba algo distinto a Julián. Para empezar, habían subido al automovil, cosa extraña y que sólo solía hacer en vacaciones o algunos domingos, pero mientras estuviera a su lado, le daba igual. Lo quería mucho y se sentía protegido por él. También por Pepita -su mujer-, pero ella, algunas veces le reñia y él se mostraba entonces triste. En alguna ocasión, tuvo conciencia de la causa de la riña, pero la mayoría de las veces, no sabía por qué lo hacía. Él, aguantaba y después de un rato, parecía que se había olvidado todo.
Al rato de ir en el coche, ya en un sitio que no conocía, Julián abrió la portezuela de atrás y le dijo que saliera al campo. No sabía a qué juego quería jugar ese día, pero le obedeció y lo hizo. Cuando salió, se cerró la puerta y el coche arrancó. Él comprendió que Julián quería que corriese tras el coche, pero iba muy deprisa y por más que se esforzaba, cada vez lo veía más lejos, hasta que lo perdió de vista.
Siguió corriendo un rato, hasta que se encontró cansado como nunca y dejó de correr. ¡Qué juego más raro era aquél! Los coches, pasaban a su lado raudos por la autopista y alguno, le tocaba el claxon, pero él, trataba de no estorbar, caminando por el arcén. Al rato, encontró una derivación de la autopista y salió por ella a un lugar que parecía más tranquilo. Había allí parados varios coches y camiones, pero ninguno era el de Julián. También había una gasolinera y un bar. Se sentó en el suelo junto a la puerta del bar, porque estaba tremendamente cansado y no acababa de llegar Julián. Unos niños al salir, comentaron:
-Papá, mira parece que está abandonado y no tiene collar.
Pero él, sabía que no estaba abandonado, aunque el juego de esa mañana no le gustaba. Le echaron un trozo de pan al pasar junto a él y el más pequeño de ellos le acarició. La madre le dijo:
-Deja al perro, niño, que no sabemos si está enfermo y es agresivo.
Él, movió el rabo para demostrar que no era agresivo, pero empezaba a mostrar tristeza en los ojos, porque en su interior, se sentía perdido. Estuvo toda la mañana y toda la tarde quieto por si venía Julián, pero no vino. Ya de madrugada, llegó un enorme camión del que se bajó un hombre muy alto, que estuvo en el bar un rato y al pasar lo miró con cierto afecto. A la salida, volvió a mirarlo y entrando de nuevo en el bar, preguntó si era de alguien el precioso pastor alemán que estaba en la puerta. Cuando le dijeron que no era de nadie y que había llegado por la mañana, compró un bocadillo y una botella de agua. Salió y se los dió al perro. Lo miró despacio mientras comía y como si le conociera de toda la vida, le habló:
-Estás solo amigo, no se quien será la mala persona que te abandonó, pero como yo también estoy solo, si te quieres venir conmigo, puedes hacerlo.
Abriendo la puerta del camión, le hizo un gesto para que subiera a la cabina y Wolf, viendo que en los ojos del camionero había bondad, aceptó su cobijo, prometiéndole con una mirada -que solo los que conocemos a los perros sabemos como es-, fidelidad y amistad...
Después, mientras el camión caminaba por la autovía, Wolf se preguntaba una vez más por qué Julián no habría vuelto por él...
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6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen texto, los animales a veces son verdaderos y fieles amigos del hombre!

Besos,
Ana Martins

Sonia Schmorantz dijo...

A inocência e o amor fiel dos animais, muitas vezes supera o sentimento humano!
Um abraço

Jaclo dijo...

Ya ves, Ana. Siempre nos dan más, sin pedir nada a cambio. Los perros, son el ejemplo más perfecto sobre altruismo.
Saludos

Jaclo dijo...

Buenas tartdes, Sonia:
Como siempre, gracias por tu visita.
Un sdaludo afectuoso.

parkerazul dijo...

Hay que tener mala entraña para abandonar a un animal que siempre es fiel.
Puede haber razones para deshacerse de el, pero no de esa manera.
Precioso escrito.
Saludos.

Jaclo dijo...

Agradezco tu visita, Parkerazul. Me alegro te gustara el escrito, aunque no refleja lo que suele ocurrir la mayoría de las veces en un caso como ese.
Un saludo.