Compañera de trabajo

Obsoleta caja de compases
fiel compañera
de años de carrera.
Hoy, tus componentes oxidados,
descansando de kilómetros andados,
aguardan en una interminable espera
que otra vez, como la vez primera,
los tome en mi mano rellenados
con tinta Pelikan y ennegrecidos,
dibujar firmemente sostenidos:
Dentados, helicoides o acotados.
Nombres sonoros, si hay alguno:
Tiralineas, compás, alargadera,
sin olvidar a la humilde bigotera
con sus mínimos círculos trazados,
realizando intersecciones, que mas de uno,
no hubiera logrado sin su uso.
Y a pesar de casi haber olvidado
su manejo, al Rotring yo recuso.
Seré quizá romántico o tal vez lelo,
lo mas probable: un temblón abuelo
para el que no se hicieran los sistemas
que ordenando todo con programas,
plotters trazan y trazan sin esfuerzo
-pero también sin alma, no se olvide-
lineas, cotas, sombras, lo que se quiera.
Son máquinas...¿Qué nos espera?
La pluma de ave, también cayó en desuso...
Ya no se tacha. Eliminamos los errores
quizá pronto, no pensar se prefiera.
Llegan pues, nuevos valores
y la vieja y querida caja de dibujo,
muda presencia aparcada,
-pero no olvidada-,
aún guarda su embrujo,
y donde un día quedó jubilada,
porque no piensa, aún espera
una nueva primavera,
que la esperanza y su influjo,
suelen ser una quimera...

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