Imaginando el después.


Mirando hacia arriba, descubro:
Campanas, motoreductores, cadenas,
soportes, hierros que no se sabe para qué,
focos de luz, protectores barrotes,
cámaras, ventanas sin cristales
por las que entra el sol
y unas cuerdas tensas...

Y al poco, quizá un milisegundo después,
esas cuerdas harán que los badajos
caigan con fuerza, sobre paredes de bronce,
que soportan el golpeteo, quietas,
emitiendo vibraciones intensas,
que en realidad son quejas,
envolventes y aturdidoras
por su cercanía a nuestras cabezas,
con un sonido poderoso y bronco,
que atruena...

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2 comentarios:

parkerazul dijo...

Yo no las he visto tan de cerca. Pero me gusta el talán talán de las campanas.
Bueno casi siempre....

Jaclo dijo...

Bueno. Si están cerca es demasiado fuerte, pero hay gustos para todo.
Saludos.