Una madeja.


En el escudo de la ciudad de Sevilla, aparecen varias leyendas, representaciones, personajes, etc. y formando parte de esta composición, un breve jeroglifico, muy sencillo de leer. Concretamente las sílabas NO y DO. Entre ellas, esquematizada, una madeja de hilo verticalmente colocada. Leido dice: NO-MADEJA-DO, o lo que es lo mismo: "No me ha dejado". Este lema o timbre de gloria concedido a la ciudad hace siglos, tiene un significado que la leyenda, hace venir de la situación en que Alfonso X se vió con el reino en franca rebelión, apoyando a su hijo Sancho, siendo Sevilla, la única ciudad que no le desamparó.
Hay que situar al rey en sus circunstancias, pues a pesar de su gran cultura, lo que le hizo pasar a la Historia con el apelativo de "Sabio", arbitró mal los recursos del reino, haciendo gastos cuantiosos para mantener las guerras contra Mohamed II de Granada asi como sus pretendidos derechos al título de Emperador del Sacro Imperio Germánico, -lo que no logró-, llegando incluso a pedir ayuda para combatir a los que se le oponían, al rey mahometano de los Benimerines, Yacub ben Yussuf, poniendo materialmente su corona como base del préstamo de ayuda, -según se cita en Lafuente, haciéndose eco de escritos del rey a su primo don Alfonso Pérez de Guzmán, que al parecer se encontraba entonces al servicio de dicho rey de Marruecos-, según la Crónica de Pedro Barrantes. La carta es larga, pero termina diciendo: "Fecha en la mi sola leal ciudad de Sevilla, a los treinta años de mi reinado,y el primero de mis cuitas. -El rei".
Posteriormente, fueron volviendo nobles y ciudades al rey Alfonso, pero al poco, falleció en abril de 1284, con poco más de sesenta años.
Parece ser, que el tema del "nomadejado", es citado en el siglo XVI, por el poeta, historiador, genealogista, anticuario y escritor, -además de participar en varios hechos de armas como la conquista de la Gomera- don Gonzalo Argote de Molina, que entre otras dignidades, fue Caballero Veinticuatro de Sevilla y que casó con una hija del Marqués de Lanzarote, estableciendo su casa en aquellas islas. Argote de Molina, había nacido en Sevilla en el año 1548, falleciendo en Las Palmas en 1596. Sus restos fueron trasladados posteriormente a la Iglesia de Santiago de Sevilla, donde reposan. Fue autor entre otras de las siguientes obras: "Discurso sobre Poesía Castellana" en el año 1575, "Libro de la Montería" en 1582 y "Nobleza de Andalucía" en 1588. La ciudad de Sevilla, cuenta con una calle que lleva su nombre.

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