La espera.


Alineados,
tal que si se dieran cuenta
de que así están más gratos
a la vista, permanecen
a la espera...

La espera, a veces es larga
y tediosa y entonces,
a poco que te esfuerces,
les oyes hablar en el lenguaje universal
de niñ@s, animales y plantas...

A veces se quejan de rigideces
o roces en sus engranajes o ruedas.
En otras ocasiones, echan de menos
a sus ocasionales conductores,
a los que llevar por caminos por ellos
conocidos bien, desde hace mucho tiempo...

Ocasionalmente, sufren el rigor de feroces
pedaladas, que les obligan a rodar
demasiado raudos, pero
no pueden oponerse a ello
y sufren miedo, del que parece
no darse cuenta nadie...

Hay días en los que la lluvia
enfría sus cojinetes a pesar
de la grasa que los lubrica
y la lona del techo,
destila humedad tristemente...

Y entonces, el más animoso de ellos,
el que tiene el techo recién reparado
y ha estado en el taller una semana
reponiéndose de un vuelco,
le dice a los otros compañeros:
"ya queda menos para la primavera"...

Y una paz que comparten
sólo algunos de los humanos,
impregna el aire y a su mágico halo
invisible,
la lluvia descansa un tiempo
y los paseantes caminan de nuevo
más lentamente...

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