Algo de este tiempo.

En las mañanas de invierno,
bien temprano,
antes de que salga el sol,
por las aceras de las ciudades,
cubiertos con bufandas
enormes,
encajados en sus cochecitos.
Quizá envueltos en plásticos
amparadores de la lluvia,
multitud de seres pequeños,
son encaminados a las guarderías...

Las madres apresuradas,
desean que no les falta de nada,
pero,
conscientemente o no tanto,
les privan durante horas
de lo más preciso:
su compañía y su afecto.

Los veo
apenándome su hoy desarraigado y
su mañana incierto.
Es necesario, se me dirá
-y no lo niego-
pero...¡Son tan pequeños...!

A veces, van dormidos.
Otras, sonriendo bien despiertos,
pero cuando se separan
de su madre...
hasta que la recobran,
¡Qué largo ese destierro...!

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