Gustavo Adolfo


Y de pronto,
apareció la glorieta
y a pesar de que los recuerdos
casi nunca concuerdan con las vivencias,
volvía a encontrarme
en el silencio de una mañana
con el mármol blanco y frío
en que las musas sollozan
y el amor, junto a ellas,
está atravesado por un puñal.

Sobre el conjunto,
el busto de aquel joven
que a sus pocos años de vida,
-solamente treinta y cuatro-
le fue dado conocer:
la pena, la desesperación,
el desamor y la angustia,
excepcionalmente,
haciéndolo llegar a sus lectores
con la exaltación propia de un romántico.

Contemplando el lugar, me acordaba
de golondrinas y de frases encendidas;
de ojos verdes, de rayos de luna
y de organistas, que después de muertos
seguían sabiendo como nadie
hacer música de tubos aparentemente
solitarios...

De pronto, llegó a la glorieta
un nutrido grupo de escolares,
llenándola
con el bullicio de sus palabras
y el estrépito de sus gritos jóvenes,
rompiendo el encanto mudo y solitario
del lugar, haciéndolo distinto,
sin imaginarlo siquiera,
por lo que marché de allí,
dejándoles para su disfrute
un lugar que ya no me atraía...
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10 comentarios:

Mercedes Ridocci dijo...

Te imagino imbuido en tus sentimientos, traduciéndolos a palabras, y de pronto las voces infantiles rompiendo tu silencio.
Me ha gustado
Un abrazo

parkerazul dijo...

Jaclo, me he sorprendido al leerte por una razón.
Hace años estuve en el Monasterio de Veruela. Y así como tu, pensando en Bécquer, me dejaba llevar, recordaba sus poemas, las cosas tan preciosas que hizo, y la juventud con que se marchó. Estaba como muy metida dentro de mí.
De pronto apareció un grupo de turistas, que si fotos, que la algarabía típica y la magia se rompió.
Me fui de allí como si hubiera vivido un rato en un paréntesis.

Me gusta la foto de ese conjunto escultórico que enseñas.
Yo no sé si volveré a aquel monasterio, pero tu seguro que si puedes acercarte por allí más veces y disfrutarlo como al principio.

Un saludo

Jaclo dijo...

Lo cierto, Mercedes, es que a veces nos creemos que todo es exclusivamente para nosotros y la realidad se impone.
Un saludo

Jaclo dijo...

Buenas tardes, Parkerazul. Veruela, tiene sus recuerdos, más en prosa (leyendas) que en verso. Sin embargo, el monumento pertenece a una glorieta que hay en el Parque de María Luisa de Sevilla. ¿Sabes por qué este Parque se llama así?
Un saludo

parkerazul dijo...

Jaclo, no me he confundido. Sé que hablas de Sevilla y que Bécquer era sevillano. Pero pasó un tiempo en Veruela, no sé exactamente si fue por una enfermedad y además tiempo de guerra. Por eso te hablaba de la coincidencia de un lugar donde se impone su presencia.

Conozco el Parque de María Luisa de Sevilla. Tan sólo fui una vez, de visita, no estuve mucho tiempo, pero sé que se llama así por la Duquesa de Montpensier, Dª María Luisa de Borbón, madre de la Reina María de las Mercedes, que cedió parte de los jardines de su residencia a la ciudad de Sevilla.

Me gusta leerte y siempre aprendo cosas. Supongo que podría mirar más en los libros de historia, pero si tu cuentas cosas de tu ciudad a mí me resulta más ameno.

Gracias

Jaclo dijo...

Parkerazul:
Reconozco que no te entendí bien. Perdona.
Un saludo.

Princesa115 dijo...

Hola Jaclo.
Me ha gustado tu entrada...mezclas tu silencio con la algarabía de los jóvenes escolares.
Es cierto que cada cual interpreta las palabras o los sentidos de diferente manera.
Ya ves, tú en silencio y los críos bulliciosos.

Un saludo y mis felicitaciones

Jaclo dijo...

Buenas tardes, Princesa.
Las impresiones de cada uno so9n siempre personales y equivocadas o nó, son así.
Un saludo.

parkerazul dijo...

A veces es difícil hacerse entender por este medio.
Gracias a tí Jaclo

Beatriz dijo...

Me ha ocurrido alguna vez. El lugar invita al relax y a la divagación, sobre todo, si se conoce el significado de la obra. ¡Lástima que otras personas no lo sientan igual!
Un placer leerte, Jaclo.