Al pasear

Al pasear por Sevilla, frecuentemente se presenta la ocasión de admirar o leer lápidas, monumentos, inscripciones o cualquier otra manifestación tangible que te lleva la imaginación con facilidad a otras épocas.

Viendo el rótulo de esta calle, el pensamiento vuela hacia algunas personas que llevaron el nombre sonoro de Guiomar.
Como sevillano, de inmediato se recuerda al excelso poeta que todavía no ha podido descansar en su tierra, permaneciendo en Colliure (Francia) desde su muerte. Recuerdo sus sentimentales versos a su Guiomar inventada y entre ellos:

"...Todo a esta luz de abril se transparenta;

todo en el hoy de ayer, el Todavía

que en sus maduras horas

el tiempo canta y cuenta,

se funde en una sola melodía

que es un coro de tardes y de auroras.

A tí, Guiomar, esta nostalgia mía."

Pero nó, la calle no está dedicada a esta Guiomar del siglo XX. Tampoco lo está a doña Guiomar Carrillo, relacionada con Garcilasso de la Vega en el XVI. Ni a doña Guiomar de Castañeda, esposa del poeta Jorge Manrique, por cierto, hermana de la tercera esposa de don Rodrigo Manrique -padre de aquél-, inmortalizado en los versos:

"Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

como se pasa la vida

como se llega la muerte..."

Hay que buscar en el siglo XIV a otra doña Guiomar, hija de un rico comerciante llamado don Manuel Sanine de origen italiano, que dueña de una gran fortuna, la dedicó a costear numerosas obras, como la Cárcel Real o participando en los enormes gastos que ocasionó la edificación de la Catedral , así como la pavimentación de varias calles de Sevilla y a ayudar a los menesterosos de la ciudad. A su muerte, dejó sus posesiones al Concejo, que decidió nombrar una calle como de doña Guiomar. Desde esa época, ha contado su nombre en el callejero de la Población, siendo ésta pequeña calle, a partir de los primeros años del siglo XX, la que ostenta su memoria.

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