La enorme yuca
cercenadas su gruesas ramas,
pasó un tiempo
mostrando los círculos
de las capas anuales
de su tronco.
Y un buen día,
casi inesperadamente,
dos brotes
muestran la enorme pujanza
que tiene,
haciendo público
que no está dispuesta
a que piensen que ha muerto...
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4 comentarios:
Una vez leí que si el hombre pudiera controlar la fuerza de los brotes nuevos, como los que enseñas, no habría problemas de carburantes.
Pues creo que eso no ocurrirá y seguiremos maravillándonos con la magia que aquí enseñas.
Me gusta, Jaclo.
Gracias por tu opinión y visita.
Saludos.
Si señor. Me gusta este poema. Es vital y lleno de esperanza. Efectivamente, cuando menos lo esperamos, cuando creemos que ya nada puede brotar de nosotros, la luz que dentro estaba, se proyecta y nos ilumina, y entonces nos decimos ¡Estoy vivo!
Agradezco tu visita, Mercedes. Es como dices.
Un saludo.
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