Hay un azulejo situado junto a la entrada de la capilla trianera que guarda a la Virgen de la Estrella. Ella, que sigue teniendo la belleza excelsa, independientemente que sea como indican los recentísimos exámenes, de la Roldana o de otros afamados escultores.
En este azulejo, sencillas palabras, expresan el recuerdo a los artesanos que desde siglos supieron mezclar agua y arcilla, para después dibujar con arte toda clase de figuras y grecas, así como una inmensa diversidad de formas, que aplicándoles pigmentos muy distintos, hacían resaltar en el horno el brillo admirado en el mundo entero de los azulejos trianeros.
Y en Triana y por ende Sevilla, la tradición de la alfarería se remonta muchos años atrás...Justa y Rufina eran alfareras, Rumaikyya/Itimad, también lo fue. El lugar, siempre contó con numerosos e incontables artistas.
Buena parte de la belleza de los azulejos, está en los artesanos, pero además, está la tierra que se bate para formarlos y el agua del también viejo Guadalquivir. Y si a ello, se le agrega poesía...
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2 comentarios:
Pues mira qué poesía ví escrita una vez en un objeto de barro, quiero compartirla porque me parece oportuna, y desde luego cierta:
Oficio noble y bizarro,
entre todos el primero,
pues en la industria del barro
Dios fue el primer alfarero
y el hombre el primer cacharro.
Desde luego un oficio noble donde los haya, y que de algo simple crea maravillas.
Parkerazul, gracias por tu nueva visita.
Había un establecimiento en Sevilla, ya desaparecido, dedicado a la venta de cerámica, vajillas, etc, que tenía ese verso escrito en la puerta.
Saludos.
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