La lluvia, ablandó la tierra
en la que hundía sus raices.
El viento, abatió la superficie
que como una gigantesca vela,
se oponía a su paso
y el árbol, vencido ante una fuerza
mayor que su resistencia,
antes de dejarse morir,
prefirió apoyarse en el agua
en la que hundía sus raices.
El viento, abatió la superficie
que como una gigantesca vela,
se oponía a su paso
y el árbol, vencido ante una fuerza
mayor que su resistencia,
antes de dejarse morir,
prefirió apoyarse en el agua
a la que pidió socorro...
Y aún desconociendo a Arquímedes,
notó que su peso ahora era menor
y aunque el impulso no es suficiente
para volver a la verticalidad,
sigue subsistiendo mientras
la corriente del río que se renueva
a cada instante, transmitiendo
Y aún desconociendo a Arquímedes,
notó que su peso ahora era menor
y aunque el impulso no es suficiente
para volver a la verticalidad,
sigue subsistiendo mientras
la corriente del río que se renueva
a cada instante, transmitiendo
la consigna, le sigue
ofreciendo apoyo y acomodo...
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ofreciendo apoyo y acomodo...
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