Una tarde, impulsado por que aún
no había olvido,
fui a visitar en su residencia
a mi viejo profesor.
Hacía meses que no lo veía
y el impacto al tenerle próximo,
fue demoledor.
Estaba ¿cómo lo diría sin
ofender su inteligencia clara,
su porte de otros días
y su alzheimer conocido a ratos?
Simplemente, vegetaba en un rincón.
Su mirada perdida,
sus vivencias ya no existían
y cuando me vió, aunque su sonrisa
era parecida a la de siempre...
Se que no me conoció.
Recordé otros días de hace mucho tiempo
y sintiéndome triste, no aportando nada
que le sirviera, me marché en silencio,
para que el recuerdo de esa tarde
no se impusiera al que de otros días
guardaba de él en mi corazón...
______________
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Assim é a vida, passamos anos construindo tudo que somos, até que um dia corremos o risco de não saber mais nem quem somos ou fomos..
Um abraço
Buenas tardes, Sonia:
"até que um día corremos o risco de nao saber nem quem somos ou fomos..."
Totalmente de acuerdo.
Saludos afectuosos
Oliver:
Gracias por tu visita. Yo también he pasado por tu blog sevillano y he leido algunas cosas. Como a tí, a la figura de Al-Mutamid, el rey poeta, le he dedicado algún que otro escrito, que se puede leer en los escritos antiguos de mi blog.
Saludos
¡Qué triste debe ser!, mejor no pensarlo...
Saludos afectuosos Jaclo.
Triste, pero real, Nine, porque se ve día a día...
Publicar un comentario