Nunca me gustaron los axiomas.
He sido y soy, persona de hipótesis,
porque éstas pueden conducir
a las tesis más variadas,
dentro de teorías distintas
o incluso opuestas.
Además, está la posterior y suprema
gloria de la sonrisa triunfante
de un final con trompetas Wagnerianas
al llegar a la estructurada demostración...
Pero...¿Y si la base de la que se parte
es tan endeble y famélica
que no sirve para un ínfimo apoyo?
¡Ah! Entonces, careciendo de un fulcro
suficiente -por pequeño que sea-
sólo podrás basarte
en la imaginación y ésta...
¡Ya se sabe!..No tiene medida,
carece de límites y por ello
tiende a desbordarse...
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