En las piedras del caserón antiguo
y hoy cerrado,
que ahora en un momento de sosiego
puedo recorrer con la vista,
sin prisas, lentamente,
rememorando épocas
que casi habitan en el olvido y
que para muchos no representan
nada,
admiro la perfección de sus aristas
perfectamente ajustadas,
que me llevan a otros días,
de otras ideas en la distancia...
Y ahora, en este instante de magia
que se escapa sin poder frenarlo,
la imaginación vuela
y para que dure algo más,
trato de fijarlo en la cámara
y así otros puedan disfrutar,
admirando las piedras mudas
que nos hablan sin palabras...
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