He leído en tu tronco cercenado,
la vigorosa resistencia que opusiste.
Se me representó al ver tu muñón
con marcas múltiples,
la dificultad que ante tu altivez
encontró el instrumento que te atacaba,
que aunque pequeño de forma,
mordía con sus dientes de acero,
haciendo cada vez más profunda la herida
en tu corteza, inútil ante él, para protegerte...
Pienso, que si era inevitable morir,
te hubiera causado menos dolor
ser abatido como los árboles antiguos,
bajo unos simples hachazos
que te hubieran hecho caer
a todo lo largo de tu altura,
con el ruido ancestral
al reposar sobre la tierra, pero...
Quizá un día no lejano, seas parte
de algo que ennoblece tu madera,
dándole un sentido elevado a la existencia que tuviste...
¿Te imaginas, siendo parte de una librería
que sostiene tomos en los que se guarda
parte del saber, primorosamente encuadernados?
¿Quizá tu sacrificio fué recompensado
al haber sido la materia en la que un imaginero
talló una escultura que se admira?
¿Y si tu madera formara parte de un laúd
o una guitarra, dando resonancia
a unas cuerdas que armónicamente vibran?
Quizá sigues siendo generoso
y en un sacrificio más, tus trozos calentarán
los pies ateridos de un niño
o de un anciano en el cercano invierno...
Al verte: sacrificado árbol de un paseo,
quiero pensar que tu sacrificio
al menos fue útil
y no que fue por la causa
de que tus enormes raíces
ocasionaran gastos
al romper el acerado...
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2 comentarios:
¿que maravilla de texto!, ¡Eres siempre tan positivo! Me infundes esa vitalidad serena que da el tiempo vivido.
Un cálido abrazo Jaclo.
Gracias por tu visita, Mercedes.
Un saludo
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