¿Por qué? -me preguntaba entonces-
cuando ya no podía cambiarse nada...
¿Por qué?
Una y otra vez
y otra más, volvía a repetir
en silencio,
mientras inventaba
ligeras variantes mi cabeza...
¿Por qué?
inutilmente me torturaba...
¿Pesar? ¿lamento ante lo inevitable?
Quizá.
Así es la naturaleza humana.
Cuando lo tiene,
apenas lo aprecia suficientemente,
cuando carece de ello, lo ansía...
¿Su nombre?
Que cada uno coloque:
Una persona, un amor, un vacío...
¿quién puede saber lo que cada uno
en ese interior hermético encierra?
Cada cual, podrá llenar el espacio
que queda para ese pesar
con la escondida palabra...
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2 comentarios:
Siempre hay un ¿porqué? hasta que llega un día que ya ni importa siquiera. Pero cuando llega ese día es porque se pasa al ¿y qué más da?.
Pero aún así, a veces se vuelve al ¿porqué? y sigue la rueda dando vueltas.
Parkerazul:
Yo pienso en cambio que la rueda -como dices- solo se parará si así se desea, poniendo cada uno la palabra que falta en su lugar...
Saludos
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