Esta tarde/noche, cuando el sol se había ocultado y apenas lucían las farolas, en una de las avenidas por la que discurría el majestuoso cortejo de los Reyes Magos, que organiza el Ateneo de Sevilla y en el que colaboran numerosas Empresas, Cofradías, diversos Estamentos oficiales y un enorme contingente de niños y niñas y no tan niños ni tan niñas, consiguiendo la magia de una Cabalgata extraordinaria, observé a alguno de los muy numerosos personajillos infantiles, que con los ojos desmesuradamente abiertos a la ilusión y el corazoncillo latiendo más rápido de lo habitual, querían abarcar todo girando la cabeza, alzándose, saltando, inquietos ante los colores, el ruido, las músicas, los atuendos, las luces, los miles de caramelos que les arrojaban desde las carrozas y en suma, todo un mundo de fantasía que se les mostraba como próximo.
Entre los más pequeños, fijé mi mirada en una niña que estaba menos sonriente de lo habitual y algo sorprendido, reparé más detenidamente en su entorno. Sus padres, estaban serios, quizá tenían problemas de índole no demasiado dificil de conocer. Junto a la niña de semblante poco risueño, había otras dos, posiblemente hermanas, la una de unos 9 años, la otra de unos 7 y nuestra protagonista de unos 5. Ni los padres ni las hermanas le estaban haciendo el menor caso a la pequeña. Sin saber por qué, supuse que de los caramelos que hubiera en la casa, la hermana mayor, preferiría los de fresa, la mediana los de naranja o limón y a la pequeña, le dejarían los de menta. Esperé que las hermanas le diesen algunos de los que cogían, porque al ser más pequeña, sólo acertaba a coger los que caían al suelo o los que las hermanas no habían pillado al vuelo, pero nó, nuestra pequeña niña seria, trataba de jugar lo mejor que sabía con las cartas que le quedaban los demás y obviamente no estaba muy contenta.
Volví a mirar a la niña seria y le sonreí. Se confió un poco y miró a mi nieta que sonreía ampliamente sin mayor preocupación. Ví como la miraba sin envidia, pero con una cierta extrañeza porque sonriera tanto y entonces, le dí unos caramelos que previamente me habían llegado por el aire de una carroza. La niña seria, sonrió y me quedé muy contento al ver que al menos por unos instantes, sabría a qué sabían los caramelos que no eran de menta...Y a aquella niña sin nombre, inicialmente seria, que me sonrió por tan poco, le deseé con todas mis fuerzas, que al día siguiente cuando se levantara ilusionada, Sus Majestades le hubieran dejado alguno de los regalos que había pedido en su carta.
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6 comentarios:
No sabemos cómo será la vida de esa niña. Pero esa sonrisa promete. Hiciste bien dándole los caramelos, pero así como bajito, te digo que a mí de pequeña me gustaban los caramelos de menta.
Seguro que será afortunada y que en su vida se cruzarán otras personas como tú, que por un momento le alegren la vida.
Saludos.
La magia de la noche de reyes no la disfrutan igual todas las personas, ni siquiera las mismas personas la disfrutan igual cada año, las diferentes circunstancias de cada cual nos influye pero...da igual si en el fondo tenemos el "hábito" de soñar, tarde o temprano volverá la ilusión, la sonrisa...
Yo también espero que esa niña siga sonriendo a la vida, y su futuro esté plagado de alegrias...
No me gusta ver a nadie triste, mucho menos a un niñ@.
Gracias Jaclo por compartir tus escritos y:
FELIZ 2010¡¡¡
Alejandra
Ya ves, Parkerazul, aa veces una sonrisa es mucho mas hermosa que otra cosa cualquiera. Quizá entre sus características al estar la brevedad, la haga más hermosa.
Por cieto la menta es grata siempre que te guste...
Saludos
Buenas noches; Alejandra:
Como tú, pienso que es mas grato estar rodeado de sonrisas y precisamente esa fecha con todas sus connotaciones adversas -que también las tiene- es una de las ilusiones más gratas que se puede recordar cuando nos hacemos mayores y podemos construir la ilusión para otros...
Saludos
Muito bom o seu texto!
Beijinhos e que 2010 seja o ano de todas as realizações!
Ana Martins
Gracias por tu visita, Ana. Espero la repitas con frecuencia.
También agradezco tu opinión sobre lo que leiste.
Saludos.
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