Trancurre el turbulento siglo XI y en la Córdoba musulmana, corren vientos de sublevaciones, luchas, alianzas y un sin fín de desórdenes trás la muerte de Almanzor. Desde el año 1024 al 1025, es Califa, Muhamad III al Mustafki, de pocos merecimientos, pero padre de una joven de gran belleza -unos dicen, que rubia de tez clara y ojos azules, cosa no extraña entre los Omeya, otros que de pelo rojizo y rasgos parecidos a su madre, esclava cristiana, favorita de Muhamad- que además de recibir como princesa una esmerada educación, tiene unos dones naturales para la poesía, que la hacen muy famosa y conocida en la Corte. Unido a esto, su desenvoltura -vestía lujosamente y no usaba velo- y facilidad para versificar, la hicieron muy conocida y celebrada. Abre en su palacio, un salón al que acuden cuantas personas pueden considerarse cultas o refinadas en Al Ándalus. La tradición la pinta como muy altiva y que al uso de las mujeres elegantes, llevaba bordados en su túnica, versos, alusivos a su orgullo. Hay otros escritos que en lugar de ello, dicen que los llevaba tatuados en sus hombros.
Ejemplo de sus poemas es:
"Cuando caiga la tarde
espera mi visita
pues veo que la noche es
quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por tí
que si los astros lo sintieran
no brillaría el sol,
ni la luna saldría y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno"
Forma pareja enamorada con el mayor poeta musulmán de Al-Ándalus: Ibn Zaydun, relación que se mantiene un tiempo en secreto, por ser ella una Omeya y él, simpatizante de los Djahvárida. Ocurre que Ibn Zaydun, se enamora de una esclava negra o quizá de un esclavo y Wallada, no se lo perdonará nunca, aunque aquél, trate por todos los medios de que lo haga.
Un poema de Wallada sobre este tema dice así:
"Sabes que soy la luna de los cielos
mas para mi desgracia
has preferido a un oscuro planeta" .
A partir de esta ruptura, tratará de hacer la vida dificil a Ibn Zaydun, logrando incluso que lo encarcelen, pero al poco, éste logrará le conmuten el encierro por un exilio y marchará a Sevilla a la corte de Al-Mutadid y acabará sus días ya en tiempos de Al-Mutamid, rico, famoso y con poder. Circularán también otros versos más caústicos hacia Ibn Zaydun, en los que Wallada le llamará "exágono", enumerando los seis defectos que le encuentra.
Wallada bin al Mustafki, aunque nunca se casó, logra la protección del Vazyr Abu Amin Ahmad Abdus, en cuyo palacio y con cuya amistad contará mientras viva. Curiosamente, muere el día 26 de marzo de 1091, día en que los Almorávides entran en la ciudad de Córdoba.
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2 comentarios:
hola,estimado amigo
seguire tu blog
muy interesante
saludos atentos
normy
Gracias, Normy.
Saludos
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