La pequeña capilla,
perdida en el fondo de un callejón
poco transitado,
con su puerta cerrada,
con sus ventanas cerradas,
con su espadaña muda,
al abandonarla su campana,
con su bella pintura al óleo
en la que cada vez se desdibujan más
y más, las formas allí trazadas
por la intemperie a la que está sometida,
y a pesar de que hubo un tiempo que lucía colores
que la luz del sol resaltaba
y hoy es muestra de la decadencia
que proporciona el abandono
triste de las cosas...
Y que a pesar de todo, persiste
y no quiere desaparecer
en el olvido y el abandono...
Y la pequeña capilla del farol apagado,
en el rincón poco pasajero,
que hay que buscar, por lo recóndito,
me sigue hablando al espíritu
como si su conservación fuera máxima...
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6 comentarios:
Qué pena ver cosas tan hermosas y tan dejadas.
Pero sí que se alborota el espíritu aunque sea notando sosiego con estos rincones.
A veces no sé qué decir, pero me gusta lo que enseñas.
Gracias Jaclo
Gracias, Parkerazul. Por tu visita y por el comentario.
Saludos.
Sonia:
Te agradezco me hayas enviado ese bonito poema de Pessoa. Dice mucho con las escogidas palabras que escribe. Gracias de nuevo.
Saludos.
Gracias amigo por compartir tanta riqueza vuestra.
Siempre crezco cuando llego a visitarte.
Muy Felices Pascuas!!
Buenas tardes, Nerina.
Gracias por tus opiniones sobre lo que escribo.
Feliceds Pascuas, también para tí.
Saludos.
Feliz Pascua, también para tí Sonia y gracias por el poema..
Saludos
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