A la farola exagonal de la plazoleta,
el viento y la humedad
le desprendieron un cristal
-y por aquella abertura
que es una puerta abierta-
el agua de la inclemente lluvia
se cuela desvergonzadamente,
sin pedir permiso y los cables mojará...
Y de improviso, en cualquier momento
saltará el fusible y la luz que
puntualmente todas las noches,
sin tener un solo festivo para el descanso,
iluminaba, ya no lo hará...
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