Al contemplar el antiguo pilar
renacentista,
en el que desde tiempo inmemorial
tres chorros de agua
han sido incapaces de desbordarlo,
pienso que el agua simplemente
por él, pasa
y a veces deja un sedimento
casi inmaterial, que el tiempo
hace visible y al acumularse,
dota a su pequeñez,
de una ínfima importancia...
Pero los tubos antiguos;
introducidos y alojados
en las piedras talladas,
con su registro anclado en el muro,
en resumen, la fuente y sus
tres chorros de agua,
esos tres chorros pequeños,
que desde siglos son incapaces
de desbordar la pileta de piedra
que hace de depósito,
permanecen indiferentes
a que el agua sea natural
como desde siempre,
o que lleve hipoclorito
para hacerla potable,
según las actuales usanzas...
Y la mayoría de los que pasan,
admiran la sencilla belleza
del pilar,
indiferentes a otra cosa que no sea
saber si "se puede" beber el agua...
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