Creía haberse preparado
suficientemente
para aquel examen,
sin convocatoria cierta,
pero temiéndolo
cada vez más próximo,
pero aquella tarde,
caminando hacia él,
iba viendo diferentes las calles...
las sombras más largas
en el camino interminable.
Al llegar, sin querer hacerlo,
franqueado el dintel,
al contemplar la imagen,
tantas veces pensada,
tantas veces eludida
al conversar con ella,
tratando de diluir los fantasmas,
que su inteligencia inquieta y lúcida
intuía,
desmontando las imposibles esperanzas
que esta tarde se imponían...
Confirmé, lo ya sabido:
que no había preparado bien aquel examen,
pero en un esfuerzo inaudito,
sacando fuerzas de donde no las había,
se hizo posible que nadie viera mis lágrimas
ante aquella mecedora,
ya para siempre,
quieta y vacía...
__________________
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Curiosa narración, comienzas los primeros versos en tercera persona y acabas en primera. Los últimos versos, por cierto, son bellos y tristes.
la narracion es curiosa pero fantastica, me gusta
Maribel:
Tienes razón. Quizá me involucré demasiado en el tema. Fui buscando un poco de contraste entre lo supuestamente enunciado y la situación a que hacía alusión.
Saludos.
Gracias por tus opiniones, Arwen.
Saludos.
Publicar un comentario