Aquella persona
pequeña,
con la que invariablemente
todas las mañanas
me cruzaba,
de pronto un día,
dejé de verla.
Con su tímida sonrisa
en la cara,
contestaba a mis
"buenos días".
Era correcta, pulcra
y hasta diría que educada
en su porte y maneras.
Nunca empujaba a nadie
esperando que el semáforo
abriera...
Y un día de repente
y ya todos después
no volví a verla.
Y es curioso
que siendo tan pequeña,
dejara tan vacía la acera...
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2 comentarios:
Qué bella ausencia!!La de ella!!
Nerina:
En efecto hablo de una persona, pero no era "una ella", sino "un el". Se trataba de un mendigo, pequeño de talla, pulcro en su humilde porte y educado como indico, con el que me cruzaba todas las mañanas temprano, al pasear a mi perro.
Saludos.
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