Escribieron de tí
que eras agua oculta
que lloraba.
Quizá de tu encierro
provenía tu tristeza.
Te ilusionaba salir
y ahora,
proyectada al cielo azul
de Granada,
vuelves a caer
con peculiar y alegre sonido,
sobre otras aguas ya calmadas,
con las que formas
interminables ondas concéntricas,
que siguen murmurando
cantarinas,
que ya no lloran,
porque al salir
conocieron la Ciudad Encantada...
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2 comentarios:
Precioso, como siempre que te leo y me emociono, me dejas sin palabras, un abrazo, Nata
Gracias, Nata. Siempre tienes las palabras gratas para lo que escribo.
Otro para tí.
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